Vegueros Centrogordos y Añejo de Pacharán Menesa

Una de las vitolas de mayor fortaleza, como es el Vegueros Centrogordos, es lo mejor para en estos días de invierno puro maridarlo con una bebida tan española como el Pacharán Menesa Añejo.

Por Ángel García Muñoz

Una vez encendido nuestro Vegueros Centrogordos, admiramos la capa de color maduro más bien claro y sus proporciones con el largo de 100 milímetros y su cepo 54, que nos ofrecen ya en las primeras aspiraciones un carácter intenso con buenos rastros tabaqueros.

Mientras damos las primeras bocanadas a nuestro habano, derramamos en una copa de boca ancha que nos permite comprobar su color ámbar más bien oscuro el Añejo de Pacharán Menesa, que ya nos deja sentir sus aromas a endrinas y que hemos sacado del frigorífico para sentir su frescor.

Los primeros momentos del maridaje nos aportan los primeros toques picantes del cigarro cubano, que se sitúan perfectamente en conjunción con el destilado, cuya maceración se produce en aguardiente de orujo, obtenido por destilación en alambique de cobre de hollejos de uva y que percibimos con tonos frutales.

Este pacharán, de 26 % de alcohol, deja en nuestro paladar toda una variopinta gama de matices que en determinados momentos nos parecen complejos pero que se presentan con claridad gracias a los matices naturales del anís utilizado para regular la edulcoración.

Avanzando en la combustión de nuestro pequeño gran habano proseguimos percibiendo todo el poderío de su fortaleza, catalogada de cuatro sobre cinco, debido al mayor porcentaje de tabaco ligero que se une en el paladar al pacharán burgalés del Valle de Mena, cuyos expertos han prolongado su maceración hasta alcanzar un tiempo medio de unos veinticuatro meses, parte de ellos en una última etapa en barricas de roble francés que ya han criado vino en bodega al menos durante un año.

El sabor frutal de las endrinas, que fueron maceradas en frío usando depósitos de acero inoxidable de tamaño reducido, aporta en las papilas los toques dulces y frutales que se unen a los tonos terrosos de nuestro habano en un perfecto ayuntamiento.

En apenas media hora hemos avanzado hasta el último de los tercios del Vegueros, que prosigue ofreciendo una magnífica pujanza de sabores del tabaco negro cubano mientras que el licor mantiene su oferta de trazas dulzonas y muy afrutadas.

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